El comunismo y el hambre. Hacer vivir en la miseria al pueblo es la consigna del gobierno.
Para ello paralizan la producción agrícola y monopolizan la producción industrial.
El agricultor está obligado a entregar sus productos a la Base Campesina que se le asigna. Esto es un gran almacén propiedad del Estado.
El gobierno no les paga en tiempo y forma. Pasan más de tres meses para recibir el pago de sus productos, por lo que el campesino siempre está debiendo dinero para poder comer y mucho menos puede comprar aperos para la labranza, la cual se hace a mano.
El gobierno paga cada 50 kg de yuca a 60 pesos (2,5 dólares). 50 Kg de calabaza a 50 pesos (2 dólares) y los 50 kg de boniato 70 pesos ( 2,8 dólares)
El comunismo y el hambre están unidos. Las condiciones de trabajo son pésimas. El agricultor no consigue comprar nada de lo que necesita porque el mercado está desabastecido.
Para comprar una lima para afilar un machete debe pagar lo mismo que el gobierno le paga a él por 50 kg de yuca, lo mismo si tiene que comprar un machete para cortar las hiervas del campo, pues ningún agricultor tiene acceso a herramientas mecánicas.
No pueden comprar fertilizantes, pues los encargados de proporcionárselos son las bases campesinas del Estado y estas no tienen.
Además, si no les venden directamente al gobierno les imponen una multa de 1500 pesos (60 dólares), les pueden imponer penas de cárcel y decomisarles las tierras.
Mientras el castrismo abusa sin piedad de la necesidad del pueblo los campesinos esperan respuestas. Ante su solicitud para acabar con la hambruna en la isla el gobierno anuncia a bombo y platillo medidas arcaicas que nunca han dado resultado como aseguraron la liga de campesinos independientes y la federación latinoamericana de mujeres rurales en una carta abierta dirigida a las autoridades.
Propuesta al gobierno desde el campesinado.
Lisandra Urraca Guerra es directora ejecutiva de FLAMUR la organización de mujeres que impulsan esta campaña en este momento ha respondido con una propuesta al gobierno.
“El gobierno se ha enfocado y empecinado en mantener aquellas medidas que nos han traído a nosotros hasta este nivel de pobreza y miseria. Las medidas que acaban de anunciar hace poco son solamente más de lo mismo:
- Mantener el latifundio estatal.
- Los precios vergonzosos a nuestros productos.
- Obligación de vender a los centros estatales (Acopio)
Todas estas medidas se han podido ver en la práctica que no son la solución. El comunismo y el hambre parecen inseparables.
Continúan los decomisos a nuestros campesinos les decomisan cualquier tipo de productos como por ejemplo ristras de ajo entre otros tantos y solamente son siete los productos que alivian la situación del pueblo y los están decomisando como si se tratara de cocaína o algo ilegal.
Insisten en los altos impuestos al campesinado y en impedir con penas de prisión el que el campesino pueda vender libremente sus productos.
Los motivos son que solo se enfocan en obtener beneficios para el Estado e impedir la mejora económica del campesinado.
No les interesa tampoco la economía de libre mercado que estoy segura de que pueden ser un gran paso de avance para el pueblo cubano. No nos dejan producir pollo ni carne de puerco para venderlos libre y directamente al pueblo. Solamente se enfocan en importarlo y entonces los venden en las tiendas por dólares donde solamente pueden comprar aquellas personas que reciben remesas de familiares en el extranjero y discriminan al resto de los cubanos porque no tienen esa facilidad.
Entre ellos están la gran mayoría de los jubilados que se quedan sin poder comer pollo o cerdo.
Explotan al campesino, al consumidor y a los cubanos en el extranjero.
Los productos que se venden en las tiendas que aceptan dólares tienen el 200% del precio que le costó al gobierno comprarlo, por lo que la penalización que han quitado al dólar, del 10% de su valor, lo recuperan con creces en la venta.
De esta manera explotan al campesino, explota al consumidor y explotan incluso a los familiares que viven en el extranjero y que con su sudor tratan de ayudar a sus familias.
Esta es la muestra de cuánto control quiere mantener el gobierno sobre la economía sin permitirles a los cubanos la libertad de luchar por la producción de sus productos.
La prohibición de comer carne de vaca.
Solo en la provincia de Las Tunas han muerto siete mil sesenta y nueve (7069) cabezas de ganado en lo que va de año. Más de la mitad de estos decesos han sido por desnutrición y también por accidentes.
Legalizar el sacrificio y venta de ganado vacuno es la única salida ante el robo de reses. El comunismo y el hambre del pueblo son la consecuencia de 61 años de dictadura castrista.
La estrategia oficial contra el sacrificio ilegal de ganado no ha dado resultado y la carne sigue ausente en los hogares cubanos. Lamentablemente mientras esté este gobierno mafioso en el poder las noticias que nos llegan desde la isla no son nada halagüeñas.
Mientras en las tiendas dolarizadas se venden productos de alta gama entre los que cuentan una pechuga de pollo, los dirigentes tratan de aplacar el descontento diciendo que van a dar dos libras más de arroz (1 Kg) y media más de frijoles (500 gr) en la cartilla de racionamiento.
Dan vergüenza verdaderamente pero por qué el gobierno no deja producir y comerciar libremente a los campesinos esa es la pregunta que se hacen los cubanos.
Si los cubanos tuvieran libertades económicas donde el campesino pueda sembrar y cosechar con seguridad, me refiero con seguridad por ejemplo a que tenga garantías de llevarlos a un mercado donde poder venderlos a un precio que le convenga. Un precio que le compense sus esfuerzos y poder tener la posibilidad de adquirir herramientas e instrumentos de trabajo y poder contratar trabajadores a su voluntad a su gusto Cuba podría enfrentar las secuelas del hambre y las consecuencias de la pandemia de una forma racional.
Cada cubano debe conocer y también reclamar que se concedan las demandas de esos campesinos luchar por una cuba mejor más próspera más libre.