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Cuba lucha contra la tiranía. Fusiles o todos unidos, no hay otra.

Fusiles o todos unidos, no hay otra solución para acabar con la dictadura cubana.

La detención violenta de un grupo de activistas este viernes 30 de abril de 2021 en La Habana por parte de fuerzas represivas del gobierno condenada al grito de «Patria y Vida» por decenas de cubanos en la calle Obispo, en La Habana Vieja.

Los activistas se estaban manifestando en favor de Luis Manuel Otero Alcántara, quien permanece en huelga de hambre y sed desde hace casi una semana. «¡Nosotros queremos ver a Luis Manuel!», se escuchó en varios momentos de un enfrentamiento que se fue tornando cada vez más tenso.

Entre gritos de «¡Abajo la represión!», «¡Abajo la tiranía!» y «Abajo el comunismo!» el ambiente se fue caldeando hasta que la policía se llevó a los activistas a la fuerza del lugar. Al ver que sus gritos y reclamos comenzaban a tener seguimiento por parte de varios testigos del incidente. La transmisión en directo de la activista Mary Karla Ares – detenida posteriormente- revela los graves momentos de tensión que se vivieron. Cuando agentes de la policía y otras fuerzas represoras intentaron detener a los manifestantes, que se cogieron de los brazos para impedir que los separaran e incluso llegaron a sentarse en el suelo.

A diferencia de otras protestas precedentes. Donde la policía y agentes de la Seguridad de Estado llegan y ejecutan la violencia sin más, las imágenes de este viernes revelan que a las fuerzas represivas les costó más trabajo del habitual disipar la protesta.

Luis Manuel Otero Alcántara, símbolo de Cuba y vergüenza internacional de los DD.HH.

Diplomáticos de Estados Unidos, Europa y América Latina deben convertirse en garantes de la vida de Otero Alcántara y la cancillería cubana tendrá que tragarse su rabia porque no podrá expulsarlos a todo.

José Miguel Vivanco, director ejecutivo de Human Rights Watch para la división de las Américas, pidió este viernes a los diplomáticos de países democráticos en Cuba visitar al artista cubano Luis Manuel Otero Alcántara, en estado crítico de salud tras seis días en huelga de hambre y sed.

«La situación de salud del artista @LMOAlcantara es muy grave. Su casa está rodeada de policías que lo tienen aislado. Le pido a las embajadas de países democráticos en Cuba que se hagan presentes en su casa y exijan verlo», escribió en su cuenta de Twitter el funcionario de HRW.

En las últimas jornadas, el alto cargo de Human Rights Watch ha denunciado las constantes y arbitrarias detenciones del activista. Quien ha plantado cara al régimen demandando el respeto a las libertades de pensamiento y creación de los artistas, y el derecho de todos los cubanos a expresarse libremente.

El líder del Movimiento San Isidro exige la devolución de sus obras y la indemnización por su destrucción, el pasado 16 de abril, cuando allanaron su vivienda -también sede del MSI-, y arrestado violentamente junto a la artista Áfrika Reina.

Desde esa fecha, Otero Alcántara salió a diario a exigir la devolución de sus pinturas y sólo consiguió ser arrestado por la Policía política del régimen.

Ante la escalada de represión gubernamental de los últimos seis meses contra él, miembros del MSI, acuartelados de San Isidro en noviembre de 2020, manifestantes frente al Ministerio de Cultura y otros jóvenes cubanos que disienten, Otero Alcántara decidió iniciar una huelga de hambre y sed, el pasado domingo 25 de abril.

La neutralidad de la Iglesia ante estas aberraciones.

La neutralidad de la Iglesia y los gobiernos extranjeros es vergonzosa.

El Cardenal de La Habana, Juan de la Caridad García Rodríguez, está tardando en visitar a Otero Alcántara y explicitar con su gesto, que además de gestiones discretas, la Iglesia Católica cubana exige el respeto básico de expresión.

Así deberían hacerlo los dirigentes religiosos, incluidas las cabezas de santeros y paleros y organizaciones fraternales como la masonería, que desempeñaron un importante papel en la Guerra de Independencia contra España y en el ataque al Cuartel Moncada.

El revuelo represivo y mediático contra un hombre acostado, que lleva una semana sin ingerir agua ni alimentos, solo refleja el pánico de que el ejemplo de Otero Alcántara siga encendiendo el barrio de San Isidro y adyacentes y que, La Habana destruida, acabe siendo la tumba del castrismo residual.

Que todo esto es fruto de la propaganda anticastrista de los EE.UU. ya no se lo cree ni el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Revoluciones del pueblo cubano.

En 1953, Cuba tenía 5.829.029 habitantes, de los que 135 asaltaron los cuarteles Moncada (Santiago de Cuba) y Carlos Manuel de Céspedes (Bayamo) e intentaron tomar el hospital Saturnino Lora y el Palacio de Justicia, en la capital santiaguera.

En 1956, la población cubana era de 6.652.074 habitantes, de los que 82 fueron expedicionarios del Granma, que navegó sobrecargado y llegó con retraso a Las Coloradas, tras el desastre de Alegría de Pío, la expedición quedó diezmada y, en 1978, Raúl Castro Ruz contó al cineasta Santiago Álvarez Román, que pensó su hermano Fidel se había vuelto loco cuando -en el reencuentro de Cinco Palmas- exclamó «ahora si ganamos la guerra», tras constatar que entre ambos juntaron siete fusiles.

En 1957, Cuba tenía 6.764.546 pobladores, de los que 257 mil -según datos de la prensa de la época- asistieron a un acto de desagravio a Batista, celebrado en la Avenida de Las Misiones; por tanto la cantidad de simpatizantes, neutrales y adversarios de movimientos políticos no legitima opción alguna, por mucho que se empeñen los medios de comunicación financiados por el partido comunista en pintar un escenario de apoyo masivo al castrismo, en medio de sendas crisis económica, sanitaria y social.

Fusiles o todos unidos. No hay otra opción.

En todos estos conflictos hay un factor común, las armas. Mientras los cubanos no se armen y corra la sangre difícilmente va a acabar la tiranía. Demos una mirada a Venezuela. Un éxodo humanitario que haría temblar cualquier democracia y sería motivo para la intervención internacional. ¿Resultado?. Solo condenas internacionales, pero el pueblo sigue muriendo en prisión, de hambre, torturados y exiliados.

Mientras tanto, la ONU, caya y otorga y cuando EE.UU. les bloquea el mundo social comunista se revela. Trsite, pero esta es la realidad de nuestro mundo actual.

Una revolución sin armas no existe. Gandhi fue el único que la consiguió basado en el principio de «no violencia». Eso implica a toda Cuba unida, todos en huelga. Nadie acude a su trabajo. Paralizar el país desde dentro. No cabe otra opción. Armas o todos unidos.

Batista y Fidel.

La dictadura batistiana provocó 1.558 muertos; de ellos, 644 muertos en combate, 864 ejecutados extrajudicialmente y 32 desaparecidos; muy lejos de los 20 mil muertos de la portada de Bohemia, y según cifras de Archivo Cuba, que también ha documentado la muerte de 7.437 cubanos bajo el castrismo; sin haber podido contabilizar todos  los muertos en intervenciones militares en el extranjero y los ahogados en el Estrecho de La Florida, intentando llegar a Estados Unidos.

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