El listado de prisiones en Cuba es enorme. Con un total de 545 para 11,5 millones de personas.
La comparativa con España es abismal, donde hay 92 centros para más de 47 millones de ciudadanos.
En la Isla existen unos 90 mil encarcelados de los cuales. 37.458 se encuentran bajo “otras situaciones de control judicial y policial”, lo que arroja un total de 127.458 “entre convictos y condenados”, reseña Europa Press.
Las ONG´s Civil Rights Defenders y Prisoners Defenders, indicaron que Cuba es el país con más presos en el mundo. En proporción a su índice poblacional. Según el ranking del Institute for Crime and Justice Policy Research.
Estando incluso por delante de los Estados Unidos.
Las organizaciones argumentan que actualmente hay 8.400 presos “antisociales” y cada año se tratan 3.833 casos de este tipo con un nivel de condenas superior al 99,5%, de los cuales casi el 77% son internados: 2.929 con privación de libertad y 885 con medidas alternativas como trabajos comunitarios.
Los datos oficiales de 2012, proporcionados por el MININT del gobierno de Cuba, mostraron una población carcelaria de 57.300 habitantes, es decir, 508 por cada 100.000 personas. Un estudio del Centro Internacional de Estudios Penitenciarios de la Universidad de Essex indicó que Cuba tenía la sexta población carcelaria más alta del mundo, basada en una tasa de 2013 de 510 por cada 100.000 habitantes en el mundo.
Las cifras eran cuestionadas por la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), cuyo jefe Elizardo Sánchez Santa Cruz ha estado investigando el número de convictos. Sánchez estimaba que la población penitenciaria era de hasta 70.000 habitantes.
Cuba es literalmente un enorme centro penitenciario.
«Cuba es literalmente un enorme centro penitenciario», dice el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, con sede en Madrid. «Medio siglo después, hay alrededor de 200 prisiones para 11 millones de ciudadanos. La población se ha multiplicado por dos, pero las prisiones se han multiplicado por un factor de 14».
Utilizando el total del gobierno de 200 prisiones, excluyendo los centros de detención de menores, Cuba tiene ahora una prisión por cada 56.000 personas, en comparación con una por cada 422.000 personas en 1959, el año en que tuvo lugar la Revolución Cubana.
Estos datos de 2012 contrastan con los ofrecidos en 2020, en los que se puede ver un aumento considerable. Por lo que se percibe un continuo endurecimiento del control de las libertades y los derechos de expresión de los cubanos.
El gobierno dice que las tasas de reincidencia son bajas y que la mitad de todos los prisioneros pueden hacer trabajo remunerado, estudiar o aprender un oficio mientras están en el interior.
Siendo así es insostenible que cada año haya más presos. Máxime cuando el código penal cubano es, después de algunos países asiáticos, el más duro. Por tanto las penas son muy largas y la libertad condicional no se alcanza en muchos años.
En 2013 el gobierno proporcionó una «gira dirigida» altamente orquestada de cuatro prisiones para periodistas extranjeros. En su intervención en ese momento, el mayor Jorge Fonseca, gobernador de la prisión de La Lima, dijo que la política era trasladar a los convictos de bajo riesgo que se comportan bien por el creciente número de instalaciones de mínima seguridad.
La gente encerrada por sus creencias políticas dice que las condiciones están muy lejos del ideal que el gobierno intentó mostrar en 2013.
Las prisiones de mínima seguridad son centros de día, en la que los presos son obligados a trabajar en las tareas sociales más duras, limpiezas de calles, recogidas de basura, corte de caña de azúcar a mano en jornadas interminables, fabricación de carbón de marabú en ambiente cancerígenos, etc. Y todo ello sin percibir un salario. Por ello, el tercer grado penitenciario, llamada mínima seguridad en Cuba. Consiste en que miles de personas, hombres y mujeres, trabajan para el Estado sin percibir ningún emolumento.
En estos centros penitenciarios las condiciones de vida son deplorables e inhumanas. No existe la higiene y se vive hacinado, como ya describí en el libro La Gran Prisión.
Además, existen otras prisiones de alta seguridad de las cuales poco se sabe y como testimonio exclusivo me place añadir los videos de la prisión K8.
Son relatos vividos en primera persona en las más estrictas condiciones de ilegalidad y falta de todos los derechos humanos inherentes al preso.
En esta ocasión os presento el capítulo I.
Las autoridades han aumentado el número de cárceles mediante la conversión de escuelas. Estos incluyen una escuela secundaria en la ciudad de Juraguá, provincia de Cienfuegos, y dos en una zona rural de Motembo, provincia de Villa Clara.
Las instalaciones de Juraguá ahora tienen a 500 reclusos de la prisión más grande de Ariza. Se emplean en la producción de carbón vegetal.
Lázaro Yosvani Montesino Hernández pasó tiempo haciendo carbón después de ser encarcelado en 2003 por participar en un evento de oposición en La Habana. Después de la prisión de Géira de Melena, donde se le encargó talar madera para uso comercial, fue trasladado a una cárcel en la provincia de Matanzas, y se empleó para talar árboles para hacer carbón, sin regulaciones de seguridad ni condiciones básicas de trabajo.