La relación entre el papa Francisco y Cuba ha vuelto a ser noticia internacional al expresar su admiración por la dictadura cubana y sus dirigentes.
En una entrevista dijo que “Cuba es un símbolo” y también confesó que “con Raúl Castro tengo una relación humana”.
Si Cuba es un símbolo quiere decir que es la representación de una idea , y esa idea es el comunismo insertado por la fuerza de las armas y la represión a un pueblo que debería ser libre y soberano para decir lo que quiere.
La bandera es el símbolo de la patria. La paloma es el símbolo de la paz y Cuba es el símbolo del terror, de la falta de derechos humanos, del hambre y la miseria.
El papa Francisco y Cuba
Jorge Mario Bergoglio (Buenos Aires, 17 de diciembre de 1936), es el 266º papa de la Iglesia católica. Esto sí que es un símbolo, 266, dos seises. Casi, casi, Bergoglio, le falta un 6 para completar el número de Satanás.
Nos preguntamos ¿qué pensarán de esto los cubanos que arriesgan su vida intentando huir del “paraíso comunista”?. El símbolo al que tiene tanto afecto el papa.
El símbolo tiene las manos llenas de sangre.
Este símbolo, que une al papa Francisco y Cuba no es otra cosa que la Cuba comunista y tiene las manos llenas de sangre. Parece que el papa no recuerda a los que los castristas encarcelaron en las Unidades Militares de Ayuda a la Producción. Tampoco a los miles que fueron asesinados sin juicio por su paisano, el argentino Guevara en La Habana.
¿Cómo se puede llamar símbolo a un país que ha sido condenado recientemente por la ONU por el mercado esclavo de médicos a nivel internacional?.
¿Desconoce el pontífice la denuncia de la ONU a Cuba por los juicios sumarísimos incluyendo a menores tras las protestas del 11J?.
También se le ha olvidado al papa los asesinatos de 1994 en el Remolcador 13 de marzo cuando Fidel Castro ordenó impedir su salida hacia Miami a cualquier coste.
En la madrugada de ese día, la embarcación fue tomada por 72 personas que, desesperadas por la situación económica que atravesaba Cuba, querían dejar la Isla y llegar a las costas de Florida, para pedir asilo.
Tres remolcadores atacaron con chorros de agua a presión a los tripulantes que pretendían salir del país, provocando el hundimiento del barco.
Sin que las autoridades cubanas actuaran para impedirlo, 37 personas murieron ahogadas, entre ellas 10 niños.
Así llevan 60 años los cubanos. Luchando por sobrevivir ante la miseria y la corrupción impuesta por el comunismo de los Castro y este individuo, el representante de Dios, dice que Cuba es un símbolo y proclama su amistad con Raúl Castro.
Los crímenes del amigo del papa Francisco.
La relación a la que se hace referencia entre el papa Francisco y Cuba incluye a Raúl Castro.
Como miembro del Consejo de Estado, Raúl Castro pasó años firmando sentencias de muerte contra opositores y disidentes. Pero su carrera de asesino tiene largo recorrido, comenzando en el 1956, cuando mató a un compañero durante su exilio en México.
Durante la lucha guerrillera en las montañas, ejecutó a desertores y delatores. A comienzos del gobierno revolucionario, estando a cargo de la provincia de Oriente, hizo matar a cientos de hombres.
En un solo día, el 12 de enero de 1959, ordenó fusilar sin juicio previo a 72 hombres en Santiago de Cuba. Durante toda la noche y comienzo del día siguiente ordenó llevar a sucesivos grupos de hombres a Loma de San Juan, donde fueron fusilados frente a trincheras recién cavadas.
Se cuenta que Raúl profirió varios tiros de gracia con regocijo. Al concluir la masacre, un tractor echó tierra sobre las fosas comunes. Entre las víctimas estaba el policía Benito Cortés, ciudadano americano nacido en Puerto Rico y padre de cinco hijos.
En 1966, para ocultar evidencias del crimen, Raúl ordenó exhumar los cadáveres, cubrirlos con hormigón y tirarlos a lo profundo del mar en la Fosa de Battle.
Su Fuerza Aérea llevó a cabo la Masacre del Río Canímar del 6 de julio de 1980, que dejó al menos 56 muertos.
Fusilamientos masivos de civiles
Se estima que muchos más civiles desarmados han sufrido semejante suerte a manos de unidades especiales de las Fuerzas Aéreas dedicadas a buscar balsas con refugiados para hundirlas.
Así como muchos otros, el 19 de enero de 1994, los jóvenes Iskander Maleras y Luis Angel Valverde fueron asesinados por tropas guarda fronteras cubanas con órdenes directas de Raúl Castro de disparar a matar al que intente asilarse en la Base Naval Estadounidense de Guantánamo de los Estados Unidos. La hazaña fue premiada con medallas y promociones.
En su cargo de Ministro de Defensa, Raúl Castro ha sido responsable de crímenes de guerra dentro y fuera de Cuba.
Durante el alzamiento campesino de los años sesenta, sus fuerzas armadas prendieron fuego y ejecutaron sin juicio a cientos de prisioneros. En la invasión de Bahía de Cochinos, cinco prisioneros fueron fusilados poco después de su captura y nueve fueron asfixiados dentro de un camión sellado.
Represión, encarcelamiento y muerte a los opositores
Durante todo su mandato, jóvenes en el servicio militar obligatorio han sido fusilados o asesinados por disentir o querer desertar, tal como Francisco Fernández Galván, fusilado el 20 de abril del 1979. El saldo de víctimas se multiplica geográficamente y en el tiempo con las incursiones militares de Cuba en la Latinoamérica, África y el Medio Oriente. Los ataques intencionales a poblados de civiles en Angola forman parte del legado.
El 24 de febrero de 1996, a la vez que se detenía a numerosos opositores pacíficos en la isla, ordenó que MIGs cubanos derribaran en espacio aéreo internacional a dos avionetas civiles en misión humanitaria del grupo “Hermanos al Rescate.” Murieron tres ciudadanos americanos y un joven que había sido rescatado años atrás por el mismo grupo. La Organización de la Aviación Civil en Montreal condenó el sanguinario acto y una Corte Superior de los Estados Unidos encontró al gobierno cubano culpable de un crimen premeditado.
En resumen, el papa Francisco considera que esto es caridad cristiana, amor al prójimo y en definitiva la puesta en práctica del mensaje de Jesucristo. Menos mal que los católicos cada día creemos menos en el Vaticano y más en el juicio final.