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Un día en la Prisión para extranjeros La Condesa de Cuba.

La mañana comienza a las 6:00 en la prisión para extranjeros La Condesa. Un guardia entra en el destacamento dando gritos “Arriba delincuentes, a formar. Vamos tropa, a formar. Recuento, recuento, grita como un energúmeno.

Sesenta hombres saltan de sus literas impactados por los gritos del guardia que recorre el destacamento de arriba abajo golpeando en las piernas a aquellos que se hacen los remolones.

La gente se viste con el gris y áspero uniforme, algunos duermen vestidos con él debido a sus costumbres, fundamentalmente haitianos, dominicanos, bahameses y africanos, también los venezolanos que ya perdieron las buenas costumbres debido a la Revolución comunista que instauró Hugo Chávez en ese país con la ayuda de asesores militares de Fidel Castro.

Forman en una larga fila de cuatro hombres de fondo.

prisión para extranjeros La Condesa en Cuba

El recuento.

El oficial de servicio llega acompañado de tres sargentos más y todos cuentan los hombres de la primera fila y multiplican por cuatro. Se preguntan unos a otros si están todos, les resulta difícil esa multiplicación, a veces los recuentan dos o tres veces porque no se aclaran a la hora de multiplicar. Son muy incultos.

Se van, rompen filas y la mayoría se dirigen a los aseos, es la hora de orinar. Hay cinco retretes para 60 personas, pero solo se pueden utilizar tres para orinar, así que esperan en una larga fila.

Al salir del retrete cogen un cubo de agua del barril y lo echan sobre él, parte de los orines salen al pasillo que se llena de agua infectada y les producen hongos en los pies.

El preso responsable del freezer grita “freezer abierto” y todos los que tienen algo de alimento dentro de él acuden a sacarlo para desayunar, solo hay diez minutos, después se volverá a cerrar y ya no tendrán acceso a su comida particular hasta después de la comida que les sirvan, que les dejará con más hambre que cuando entraron al comedor. Tras la cena, se volverá a repetir lo mismo.

El desayuno

A las 7:00 un guardia abre la puerta y vocifera “desayuno”, “desayuno”, salen corriendo porque de otra manera cerrará la puerta y el que no haya salido se quedará sin desayunar, aunque la verdad es que no se pierden nada.

El desayuno en la prisión para extranjeros La Condesa consiste en un vaso de “chocolate”, al que el organismo tarda en acostumbrarse varios días, por tanto, la primera semana es de diarrea continua. Otras veces les dan agua azucarada. También un panecillo del tamaño de la palma de la mano, nada más. La mayoría van solo a recoger el mini pan, para poder meterle dentro su propio fiambre, queso o embutido, que han comprado en la calle a través de una señora que se dedica a eso y por lo que hay que pagar cierta cantidad además del taxi que la trae a la prisión para entregarles la bolsa.

Un negocio redondo del que se benefician muchas personas de la pequeña ciudad, Güines. Normalmente estas señoras/señoritas son las mismas que se venden por 20 dólares al preso para pasar con él, cada 21 días, las 3 horas de visita íntima que corresponden a cada uno.

Tras cinco minutos entre ir al comedor y volver para recoger el pan, las puertas se cierran.

Los presos se tumban en la cama, sin nada que hacer, mirando el techo los que tienen litera alta y mirando la tabla de madera del de arriba los que tienen cama baja.

La mente se pierde en el infinito y comienza la depresión diaria.

Algunos pasean pasillo arriba y abajo. Son 24 metros de pasillo hasta llegar a la cocina, que tiene un ancho de 1.25 metros, después vienen los lavabos, de la misma dimensión, seguidamente los retretes y duchas, lo mismo y finalmente el patio donde lavan a mano la ropa, incluida la de cama, pues aquí no hay servicio de lavandería. La ropa la cuelgan en perchas y la sujetan a los hierros que bloquean la salida por el techo del patio.

Condiciones Higiénicas

Van a asearse, cinco lavabos para sesenta. Dos de ellos están estropeados. De los que funcionan corre un minúsculo hilo de agua. Esperan el turno con paciencia, fumando sentados sobre la estructura de ladrillos de los lavabos y vigilando que no llegue ningún guardia porque está prohibido sentarse ahí, aunque no se dispone de ninguna silla en todo el destacamento.

Retiran el mosquitero que, aunque les ha hecho sudar más durante la noche, les ha permitido que las moscas, hormigas y cucarachas no les piquen la cara y los brazos sin dejarlos dormir.

La temperatura en la prisión para extranjeros La Condesa, a esta temprana hora, es alta. Estas estructuras están construidas bajo los parámetros que los rusos les enseñaron a los cubanos. Están perfectamente diseñadas para mantener la temperatura en un país frío, no hay corrientes de aire, por lo que el aire caliente se embolsa en el techo, que es muy bajo, haciendo el ambiente irrespirable.

Es tan bajo el techo que el hombre que está en la litera superior, sentado en la cama, toca con su brazo el ventilador, por lo que el riesgo de ser golpeado por las aspas es muy alto.

Hay seis ventiladores que se calientan y desprenden un aire tan caliente que prefieren apagarlos, pues en vez de refrescar dan más calor. Solo los dejan encendidos para que los miles de moscas que hay dentro del destacamento no les molesten mucho, aunque estas se posan en sus orejas, manos, boca, y en la cama, ya no digo nada sobre la encimera de la cocina, donde las hay a miles. El suelo está lleno de ellas y unas devoran a las otras.

El Reeducador y la limpieza

Enseguida llega la reeducadora o el reeducador. ¡Qué nombre más curioso le ponen a esta gente en la prisión para extranjeros La Condesa!. ¿Cómo puede reeducar una persona que no tiene educación, es más corrupta y delincuente que el propio preso?.

Se pasea por el destacamento molestando a todos, coloca esos zapatos así, vuelve a hacer la cama, estira aquello, quita aquello de allí…

Mientras tanto empieza la limpieza. Los presos han comprado las escobas, los cubos, los paños de fregar y el detergente, también el desinfectante para que las moscas se alejen al menos durante media hora de los suelos y los retretes.

Los que pueden, pagan a otros para que les hagan la limpieza. El coste es de dos paquetes de cigarrillos. Con eso ellos pagarán a las prostitutas que vienen a visitarlos o lo cambiarán por alimentos.

El patio y el teléfono

Es la hora de salir al patio, son las 8:00 de la mañana. Es preferible quedarse sin salir porque allí fuera solo encontrarán un calor sofocante y ninguna sombra. Solo existe un pequeño tejado de uralita sobre un banco de piedra con capacidad para cuatro personas, eso es todo para 180 hombres que comparten horario de patio.

El problema es que si no salen no pueden llamar por teléfono a su familia. Previamente se han establecido turnos para llamar, solo se dispone de diez minutos por persona, todo ello siempre que las dos únicas cabinas telefónicas que hay funcionen, pues normalmente una está estropeada y en ese caso solo se dispone de cinco minutos. Para hablar esos cinco minutos deben permanecer dos horas y media al sol abrasador.

En el patio de la prisión para extranjeros La Condesa existe un refugio, que es la biblioteca, situada también en el patio. Un pequeño local con capacidad para cuatro personas pero que se llena con gente tumbada en el suelo que busca una sombra. Solo hay dos sillas y una mesa pequeña.

La mayoría se dedica a hacer gimnasia levantando unas pesas que los propios presos han construido con botellas de agua rellenas de cemento. Otros corren para olvidar, dan vueltas y más vueltas a un patio de 30 metros de largo y 10 de ancho.

No hay retrete en el patio. Solo un agujero en el suelo, sin agua corriente. Allí se caga y se mea. El agujero está pegado a la zona donde se hace levantamiento de pesas, por lo que el olor es insoportable.

Dos horas y media después, a las 10:30, vuelven a gritar los guardias que formen para regresar al destacamento. Otra tortura sicológica, los forman para que no se mezcle un grupo con otro, pero en el patio los ponen a todos juntos.

El jefe de la prisión ya ha dado las órdenes oportunas, cada día, al volver del patio, les cortan el agua, de esa manera no les permiten ducharse.

La gente llega sudada de jugar, correr y hasta de no hacer nada, pero la respuesta del jefe de la prisión a esta reclamación es que nadie les obliga a salir al patio.

El colegio

Por eso algunos optan por ir al colegio. El colegio es una práctica muy aconsejada por la Revolución y en la prisión para extranjeros La Condesa. La gran mayoría de los presos cubanos asiste, ya que al final del año les descuentan dos meses de la condena por ello. Pero este artículo del Régimen de Prisiones no se lo aplican a los presos extranjeros, simplemente les castigan sin visitas íntimas por no ir al colegio, pero si van no les descuentan los dos meses que marca la ley.

Los que van al colegio es para charlar con los profesores, que son civiles y para ganar esos puntos para tener acceso a la visita conyugal, aunque hay otros que prefieren hacer trabajos de limpieza, pintar, reparar electricidad, trabajar repartiendo la comida, etc. Aquí la prisión se mantiene con la mano de obra de los presos, ellos lo hacen todo.

La prisión no da a los presos ni papel higiénico. Cada dos o tres meses reciben un rollo de papel y un par de pastillas de jabón. Ese jabón está hecho de grasa de cerdo. Se queda pegado a la ropa y en la piel produce muchos picores.

Después del patio, o del colegio, el cual por cierto se realiza en el comedor, vuelven al destacamento y esperan que llegue el agua para poder ducharse. Cinco duchas para sesenta hombres.

Los caribeños, africanos y venezolanos entran gritando, cantan como si estuviesen locos, dan unos gritos ensordecedores. Se han traído los tambores de la biblioteca y los golpean con todas sus fuerzas mientras gritan y gritan. Cuando no hay tambores cogen los cubos de pintura de plástico que algunos han comprado para poder sentarse y los golpean igualmente.

No hay un minuto de paz en todo el día.

La comida

A las 12:00 es la comida, de nuevo gritos de los guardias, cerrojos metálicos que se abren rompiendo los tímpanos, gritos de los presos…todo ello para ir a comer algo insalubre. La comida es otro motivo de estrés diario, no sé cómo no se les cae la cara de vergüenza a estos militares al dar de comer así, pasan 15 días poniendo de comer picadillo de soya, justamente dos cucharadas, sopa sin fideos y el constante arroz blanco apelotonado que no sabe a nada y que muchas veces tiene gusanos. Es inhumano.

Al entrar en la prisión para extranjeros La Condesa todos pierden entre 10 y 15 kilos.

A las 13:00 les vuelven a abrir las puertas para salir al patio. Un calor inmenso, pocos son los que salen, pero hay que desestresarse aunque sea hablando con otros compañeros, sentados en el duro suelo del patio, soportando el calor.

Dos horas y media y de nuevo vuelta al destacamento. A esperar la cena, otro motivo más de estrés. Es repugnante.

Menos mal que la mayoría han comprado comida y cocinan al volver de la comida y la cena porque es imposible vivir con lo que nos dan de comer. Una cocina con dos fogones para 60 personas.

Decenas de horas de tortura sicológica

mapa de situación prisión La Condesa
Mapa de situación de La Condesa

A las 19:00 ya están encerrados hasta el día siguiente. Van a pasar 13 o 14 horas sin ingerir ningún alimento hasta que mañana les den el agua azucarada.

Juegan al ajedrez, hay solo uno para los 60 y un back gamón. Algunos leen o escriben, la mayoría cuentan sus historias, sus casos, las irregularidades y las injusticias que han sufrido, las condenas de 15 años por 10 gramos de hachís, las condenas de 5 años por delito de tráfico….y los motivos que esgrime la fiscalía siempre son los mismos, le condenamos a usted a 15 años de prisión porque La Ciencia, La Lógica y La Razón así nos lo demuestran.

En la prisión para extranjeros La Condesa no hay pruebas en muchos casos. No se ajusta la sentencia al Código Penal en otros, te cambian la sentencia dos años después de haberte enjuiciado y condenado y no tienes abogado porque el abogado trabaja para el gobierno y no puede ir en contra del fiscal, es decir, tienes dos fiscales acusándote y nadie defendiéndote.

¿Y ahora qué hago?, se preguntan mil veces al día. Solo pueden entretenerse en matar cucarachas que se han metido entre sus ropas en una minúscula taquilla que está coja porque tiene rotas las patas y en la que no hay ni un alambre para colgar sus pertenencias. La comida se junta con los calcetines usados, con los útiles de aseo y con la botella de agua de reserva porque a medianoche también cortan el agua y la pueden necesitar por si tienen diarreas.

A la entrada al destacamento hay una pequeña TV y cuatro bancos donde caben 4 personas en cada uno, total, 16 asientos para 60 personas, el resto se sientan en el suelo o simplemente no ven la TV porque lo que ponen nunca vale la pena.

Mejor tumbarse en la cama, la dura cama que les parte la espalda, que se mueve con cada movimiento que hace el de la litera superior y no les deja dormir en toda la noche. Es la hora de colocar el mosquitero para evitar que las cucarachas, chinches, hormigas y sobre todo moscas, les devoren durante la noche, no obstante se cuelan y alguna cucaracha siempre tiene que matar a media noche porque suben por sus pierna, brazos o la cara.

La luz de la cocina y baños se queda encendida toda la noche, iluminando todo el destacamento. Motivo de seguridad dicen los guardias. Tortura sicológica, dicen los presos.

Cierran los ojos, piensan en aquellos que aman e intentan dormir pero los ronquidos de sus compañeros no les dejan.

Mañana lo mismo.

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Esta entrada tiene 5 comentarios

  1. Laura

    Mi padre estuvo preso en La Condesa en los anos 2009, 2010 y 2011. Todo lo que escribes es la verdad. A lo mejor te acuerdas de un viejo Americano? Se llamaba Joseph Adjmi, o Stephen Klein (usaba alias.)
    Saludos
    Su hija Laura

    1. Félix Arróyave Valle

      Estimada Laura, muchas gracias por tu comentario. Yo tuve la desgracia de estar allí desde diciembre de 2013 hasta abril de 2017. Si quieres un relato completo te aconsejo comprar la edición de La Gran Prisión en formato de libro electrónico que es muy barata. No conocí a tu padre, pero seguro que sufrió el maltrato sicológico y físico que a todos aplican. Un juicio falso y sin garantías ni pruebas reales. Te mando un cordial saludo y otro para tu padre. Si quieres aportar alguna experiencia mándamela para publicarla.
      Atentamente

      1. Manny

        Buen relato feliz estuve la degrasia de estar en ese infierno .. y us6 mismo es testigo de cómo era mi estado de salud allí dentro gracias a Dios ya rebase eso

        1. Félix Arróyave Valle

          Gracias por tu comentario. Seguiremos explicándole al mundo que el «paraíso cubano» es simplemente la mejor forma de entrar directamente en el infierno. Un cordial saludo y si tienes alguna aportación que quieres hacer para que escribamos un artículo no tienes más que dirigirte al correo contacto@lagranprision.com

  2. Manny

    Buen relato feliz estuve la degrasia de estar en ese infierno .. y us6 mismo es testigo de cómo era mi estado de salud allí dentro gracias a Dios ya rebase eso

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