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Cuba paga intelectuales alemanes para defender su tiranía.

Más de 60 personalidades de la cultura, la ciencia y la sociedad alemana impulsan una petición a su Gobierno “por el fin del bloqueo” de EE. UU. y la continuidad de la cooperación alemana para el desarrollo en Cuba.

«Trata a cada quien como quieras que te traten a ti” se leía sobre estos osos berlineses, al paso de la expo «United Bears” por la Habana (2015).

La estrategia de imponer el comunismo en el mundo como un sistema ideal de gobierno no se detiene.

Cuba paga intelectuales alemanes para defender su tiranía. El director de teatro Andreas Baesler, el cineasta Hans-Peter Weymar, la germanista Ulrike Dorfmüller, el mediador cultural Michael Thoss, el historiador Rainer Schultz y la antropóloga Katrin Hansing, se presentan como parte de «un grupo de alemanes que trabajan desde hace años en los sectores culturales y científicos dentro de Cuba”.

Ahora han lanzado una petición al Gobierno de Alemania: «¡Ayudemos al pueblo cubano, del mismo modo en que sus médicos y científicos ayudan al mundo!

En el actual escenario de crisis sanitaria y consecuente crisis económica mundial debido a la pandemia de coronavirus -que afecta particularmente a países en desarrollo-, hacen «un llamamiento al Gobierno alemán para que no corte la cooperación al desarrollo con Cuba”. Y, «sobre todo durante su presidencia del Consejo de la UE en la segunda mitad de 2020, para que trabaje activamente con vistas a poner fin a la política de bloqueo” de EE. UU. contra la isla, que califican de «ilegal».

Entre los primeros más de 60 firmantes de la petición, publicada hace pocas horas en la plataforma en línea change.org, aparecen además los cineastas Wim Wenders, Margarethe von Trotta, Fatih Akın y Volker Schlöndorff; los músicos Jan Delay y Konstantin Wecker; los escritores Thomas Brussig, Robert Menasse y Peter Schneider; la actriz Hanna Schygulla y el exfutbolista del St. Pauli Benny Adrion, fundador de la ONG «Viva con Agua”, entre otros.

Como todos sabemos, change.org es una de tantas ONG que financia Soros y que tiene como objeto implementar el comunismo y recopilar datos de todos los incautos que acceden a ella.

Ya hay múltiples denuncias sobre esta asociación que monitoriza cada paso que da cada uno de las personas que le apoyan de una u otra forma.

Cuba paga intelectuales alemanes para defender su dictadura.
El director alemán Wim Wenders, con el fallecido cantante Ibrahim Ferrer, durante el rodaje del popular documental Buena Vista Social Club, en Cuba.

«¡Cuba no puede respirar!”. Dicen los comunistas a sueldo.

Cuba paga intelectuales alemanes y estos beneficiarios de las grandes ayudas económicas que el Grupo Soros reparte por el mundo dicen que los Equipos médicos cubanos apoyan a decenas de países en la lucha contra el coronavirus. Medios de comunicación internacionales elogian el éxito del país contra la pandemia. Y hasta se ha propuesto a la brigada médica cubana al Nobel de la Paz, subraya la petición. Mientras, el Gobierno de Donald Trump sigue endureciendo sus sanciones contra Cuba, «contrarias al derecho internacional”.

Y menciona la inclusión de Cuba en una lista de países que no colaboran en la lucha contra el terrorismo. Al mismo tiempo se quejan de los drásticos obstáculos a las transferencias de remesas familiares y a la importación de medicamentos, materias primas para el desarrollo de vacunas y suministros médicos a la población cubana; así como presiones a terceros países para que no contraten los servicios médicos cubanos.

Añaden estos sinvergüenzas, pagados por el gobierno cubano, que “Las esperanzas puestas en el cambio de política marcado por el expresidente estadounidense Barack Obama se esfuman. Y no precisamente «a expensas del Gobierno cubano y sus funcionarios, sino del pueblo, que sufre esta situación económica”.

Todo ellos sin referirse a que, a la política de apertura de Obama, el gobierno respondió no a los derechos humanos en Cuba.

Cuba paga intelectuales alemanes y otro de ellos es Andreas Baesler, director de escena alemán, reside y trabaja buena parte del año en Cuba, está patrocinado por el gobierno cubano y es su mensajero a sueldo.

Este pro comunista dice que «las colas frente a las tiendas son cada vez más largas”. Como si esto fuera culpa de Europa o de los EE.UU., olvidan que en Cuba no hay democracia, pero a ellos les da igual porque viven en un paraíso de prostitución e ilegalidad donde son intocables porque apoyan en el extranjero al gobierno dictatorial.

La creciente escasez de todo tipo de productos, incluidos artículos de primera necesidad como alimentos, medicinas y combustible es, para el ciudadano medio, «el síntoma más claro de los problemas económicos”, coincide el economista cubano Ricardo Torres Pérez en la revista Nueva Sociedad. Aunque estas señales, más visibles durante la actual crisis del coronavirus, se observan en la isla desde diciembre de 2018 y tienen orígenes múltiples, indica Pérez.

Cuba paga intelectuales alemanes para defender su dictadura.
El cantautor alemán Konstantin Wecker firmó la petición para ayudar al pueblo cubano.

«La actividad productiva de la isla se venía desacelerando notablemente desde 2016. El crecimiento económico se redujo a la mitad entre 2016 y 2019, comparado con el período 2010-2015”, explica el economista comunista. Entre las causas, enumera: la crisis económica en Venezuela, la cancelación de contratos para prestar servicios médicos en Brasil, el fin de la bonanza en el turismo internacional, el efecto de nuevas sanciones de EE. UU. y contradicciones de la reforma económica interna cubana. «La ponderación de uno u otro factor continúa siendo un tema de amplio debate en el país”, advierte.

Europa a favor del genocidio cubano.

Cuba paga intelectuales alemanes y aunque parezca sobre todo un gesto simbólico, cada vez más Estados, instituciones, personalidades y ciudadanos comunes piden el cese de estas sanciones, que EE. UU. considera parte de un «embargo” y Cuba, de un «bloqueo” comercial, económico y financiero.

Además, lo han pedido también el Secretario General de la ONU, António Guterres; la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet; el Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell; el presidente argentino, Alberto Fernández; el papa Francisco, una comisión de expertos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, asociaciones eclesiásticas de EE. UU., así como senadores y congresistas de los dos grandes partidos estadounidenses.

La ONU, la UE y el Gobierno de Alemania llevan años condenando estas sanciones, «sin resultado alguno” hasta ahora, reconocen los firmantes de la petición alemana.

En contrapartida, otra petición, iniciada también por cubanos en EE. UU., solicita el «fin del bloqueo interno en Cuba”.

Esta, con más de 22.000 firmas, pide al Gobierno de la isla restaurar «los derechos civiles y políticos de todos los cubanos”.

Así, «desaparecería inmediatamente el embargo estadounidense y todas las restricciones políticas y comerciales que diferentes países y bloques han impuesto a la dictadura, por las constantes violaciones a los derechos humanos en Cuba.”

Cuba paga intelectuales alemanes para defender su dictadura.

Andreas Baesler, en el Teatro Lírico Nacional de Cuba, con el que ha presentado obras como La Flauta Mágica o Fidelio: “Las sanciones no afectan al Gobierno cubano, sino al pueblo.”

¿Qué puede hacer Alemania según los comunistas a sueldo?

Estos intelectuales alemanes pagados por Cuba hablan de Reforzar el bloqueo externo para romper el «interno” es una estrategia que lleva seis décadas sin funcionar, insiste a DW el politólogo y latinoamericanista alemán Bert Hoffmann, también firmante de la petición.

No hay, probablemente, gran cosa que Alemania o la UE puedan hacer para presionar a EE. UU. a cambiar su política exterior hacia Cuba. Sin embargo,

«la UE sí tiene el deber de proteger los intereses de (las empresas de) sus Estados miembros, en Cuba, y en cualquier otra parte del mundo, contra los efectos extraterritoriales de las sanciones estadounidenses”, señala Hoffmann.

Qué ilógico, este politólogo habla de intereses económicos de las personas, no habla de los millones de cubanos que tienen que vivir en la miseria. Queda patente lo que le preocupa a esta gente, las empresas. Lo que le ocurra a 12 millones de habitantes les da igual.

Este estudioso de las dinámicas políticas cubanas, como otros alemanes y europeos, ya ha vivido la experiencia de que le sea rechazado un pago de AirBnb, a través de un banco europeo como el Santander, por constar la palabra «Habana” en la descripción de su transferencia. Por eso, al director de escena Baesler, la aerolínea con la que intenta reservar un vuelo Habana-Fráncfort en estos tiempos de pandemia, le pidió omitir detalles reveladores de la conexión con Cuba en su transferencia.

Y por eso, esta petición pide «proteger eficazmente a los actores europeos en Cuba de las sanciones de EE. UU.” ¿Cómo? Aplicando efectivamente un reglamento aprobado por la UE en 1996, contra «los efectos de la aplicación extraterritorial de la legislación adoptada por un tercer país”. Este niega la aplicación en territorio comunitario de sentencias relacionadas con el embargo de EE.UU. a Cuba, y permite a los demandados recibir indemnizaciones en tribunales europeos.

Cuba: La Habana, en medio de la pandemia. (Mayo de 2020).

¿Sin cooperación para el desarrollo?

Nada de esto ha impedido hasta ahora que bancos europeos multados por EE. UU., como el alemán Commerzbank, se retiren del mercado cubano para no perder el significativo mercado estadounidense. Así que la petición alemana incluye un reclamo local: que el ministro conservador del sector, Gerd Müller, no ponga fin a la cooperación para el desarrollo con la isla, como ha adelantado a la prensa.

Müller quiere concentrarse en dos tercios de los 85 países en que Alemania está presente hoy:

En aquellos «que implementan reformas específicas para la buena gobernanza, protegen los derechos humanos y luchan contra la corrupción con nuestro apoyo».

Haití, Guatemala y Cuba, con la que la cooperación estatal alemana era ya escasa, quedan fuera de esa definición.

La cineasta alemana Margarethe von Trotta forma parte de la petición de ayuda al pueblo de Cuba.

«No somos tan ingenuos como para creer que podemos cambiarlo todo con una petición”, aclara Baesler. «Pero esto es un escándalo.

La cooperación para el desarrollo no es una recompensa por comportarse según los deseos de otro país más rico.

Sino una compensación solidaria de la desigualdad económica en el mundo”, critica.

¿Compensación solidaria?. ¿A quién compensan?, al pueblo no pues no les llega ni un dólar de todas las inversiones que hace Europa en Cuba. La compensación económica, igual que el salario de los médicos, solo le llega a la cúpula del Partido Comunista que explota al pueblo cubano y lo tiene en una miseria que ha engendrado un genocidio de 60 años.

El director de teatro documental Stefan Kaegi, quien forma parte de las instituciones y profesionales alemanes que han cooperado con Cuba independientemente de la voluntad estatal de ambos países, ha firmado también. «Cuba ayuda a otros. ¿Quién ayuda a Cuba?”, dice a DW. «Alemania no puede estar tan ligada a EE. UU. como para distanciarse justo ahora de cualquier forma de solidaridad”, agrega.

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