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Extranjeros en huelga de hambre en Cuba. Prisión la Condesa.

En la prisión para extranjeros la Condesa, sita en el municipio de Güines, La Habana, mal viven cerca de 300 presos extranjeros, muchos de ellos en huelga de hambre.

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Prisión La Condesa

El mero hecho de haber sido detenidos portando unos gramos de hachís, lo que en cualquier otro país no es delito, por considerarse consumo propio, les ha supuesto una condena de 15 años.

El régimen dictatorial considera Tráfico Internacional de Drogas el estar en posesión de unos gramos de cualquier sustancia de este tipo.

Los condenados, si fuesen devueltos a su país de origen para cumplir la pena, serían puestos en libertad inmediatamente. Ya que las penas que les podría corresponder, suponiendo que hubiese lugar a ellas, estarían sobradamente cumplidas.

Por ello, el gobierno cubano se niega a conceder el traslado a sus países de origen.

El sadismo de este sistema se basa en la crueldad y el incumplimiento internacional del derecho de los presos contemplado en las Reglas Mandela de Naciones Unidas.

No obstante, la comunidad internacional no hace otra cosa que aceptar las denuncias de las organizaciones de derechos humanos. No actúan contra el régimen, no lo sanciona.

Y, por si fuera poco, cuando algún alto representante de la ONU va a visitar la isla escribe un informe positivo sobre los derechos humanos y la aplicación de la justicia en Cuba, tal y como se puede leer en el enlace.

Los derechos de los penados y el incumplimiento del régimen dictatorial.

Los derechos de los penados extranjeros en La Condesa están perfectamente regulados en el código penal de Cuba artículo 58.1.

Además, en el Reglamento de Prisiones se especifica que cada 10 meses se computan como un año, con lo que debería de haber un beneficio anual de dos meses. Algo que tampoco cumplen las autoridades de injusticia en la isla.

Por si esto fuera poco, añadiremos que la mayoría de ellos asisten al colegio. Unas clases de educación básica que muchos tienen sobradamente superado porque son universitarios, pero a las que asisten porque el Reglamento de Prisiones asigna un descuento de dos meses por año a los alumnos.

Esta es otra disminución de la sentencia que se encuentra escrita en la legislación cubana y que no se aplica a los extranjeros.

Por tanto, son cuatro meses al año que deberían descontarse y cuatro meses que no se descuentan.

Elevación al Tribunal Supremo y la Fiscalía de informe de libertad condicional.

Curiosamente, todo este sistema penitenciario radical se deja en manos de un simple militar. El mayor o el teniente coronel jefe de la prisión. En este caso, el teniente coronel Julio Ibarra y su mano derecha, el sanguinario mayor Redi, son los únicos responsables de elevar el informe al Tribunal Supremo y a la Fiscalía solicitando la libertad condicional del preso por buen comportamiento.

El Tribunal Supremo y la Fiscalía simplemente firman el informe favorable o desfavorable sin más investigación.

Por tanto, la prisión se convierte en una república dictatorial donde el militar de turno hace y deshace a su total voluntad.

Los presos lo saben y se esfuerzan en su conducta a pesar de las severísimas normas y condiciones sanitarias y alimentarias a las que se ven sometidos durante años.

Pero esto de nada vale. Cuando llega la hora de elevarse la propuesta de libertad siempre se deniega porque el extranjero no está reeducado según el jefe de la prisión.

Esta situación se repite en la cárcel de mujeres extranjeras.

¿Por qué se deniega el traslado y la libertad condicional?.

Para responder a esta pregunta hay que saber que los presos extranjeros son una gran fuente de divisas para el gobierno y aseguran la manutención de toda la plantilla de militares de la prisión.

Si la alimentación en Cuba es un problema grave, imaginemos cómo se come en una prisión. Desde el desayuno, al que muchos no asisten por producir diarreas, hay que esperar a mediodía para recibir, en la comida, una sopa grasienta con olor nauseabundo, un puñado de arroz inflado de agua -porque ni cocinar arroz saben- y media rodaja de embutido. Algunos días hay pan, 10 g y otros no. La cena es prácticamente igual.

Por ello los presos tienen que comprar alimentos en el exterior. Lo cual beneficia de forma considerable la economía de un pequeño pueblo en la mitad de la nada que se vería duramente desfavorecido si la alimentación fuese acorde o si los presos no la comprasen fuera.

Podríamos añadir a esto que muchas mujeres, solteras, casadas y viudas, practican la prostitución con los presos por lo que todo redunda en beneficio de la comunidad.

Por tanto, es puramente cuestión de economía el que no se conceda el traslado y la libertad condicional.

Además, como los presos se alimentan prácticamente de lo que compra en el exterior, los militares aprovechan para abastecerse ellos mismos y a sus familias de la comida que les corresponde a los presos.

Diariamente, los carceleros piden a los presos bolsas de plástico. Al principio te preguntas ¿para qué?, pero rápidamente descubres que es para extraer de la cocina las comidas para ellos y para sus familias.

Con este panorama se hace entendible por qué no conceden los traslados y las libertades, a pesar de ser derechos y obligaciones reconocidos por las leyes cubanas.

Huelga de hambre y desaparecidos.

Actualmente se encuentran varios presos extranjeros en huelga de hambre para exigir sus derechos.

La huelga de hambre o «plantarse” -en el argot cubano- es una actitud adoptada por los presos para exigir atención sobre su caso particular a las autoridades de la prisión.

Cuando el preso ya ha rebasado todos los límites de su voluntad de aguantar, cuando ya sus fuerzas físicas y mentales le han abandonado opta por ponerse en huelga de hambre.

Sin embargo, la modificación del Régimen Interior de Prisiones de hace aproximadamente cinco años penaliza esta actitud. La modificación tan esperada por los reclusos sólo endureció el código penal, ya de por sí uno de los más severos del mundo, exceptuando aquellos que imponen la pena de muerte por la tenencia de drogas.

De poco vale, por tanto, la huelga de hambre. El jefe de la prisión abrirá un expediente sancionador mientras se frota las manos y la saliva le llena la boca de placer como si estuviese viendo pollo asado.

El sadismo de estos militares no tiene comparación con ningún otro país en el mundo.

Ver cumplir los 15 años de prisión al completo es la mayor satisfacción que puede sentir el teniente coronel Julio Ibarra y sus adláteres.

Con las sentencias cumplidas en un 80% estos presos extranjeros se encuentran abandonados por sus autoridades consulares que siempre responde diciendo que son «procedimientos legales de la República de Cuba”. ¿Legales?. ¿Cómo puede ser legal la ilegalidad?.

Este es el caso de muchos, entre ellos Wilson Marín que en su día denunció a la Fiscalía la paliza que le dio el actual jefe de la prisión mientras lo mantenía atado a una silla. El jefe fue destituido y un año después confirmado en su cargo, por lo que el teniente coronel Julio Ibarra se está vengando de él no elevándole la libertad tras haber cumplido más del 80% de su condena.

Por otro lado, a criterio del jefe de prisión se traslada a presos a otras prisiones. Prisiones comunes para cubanos. algo que el Reglamento de Prisiones prohíbe. Estos traslados no son comunicados a los consulados y por tanto los familiares sólo sabe que el reo ya no está en prisión.

¿Pero, dónde está?. Nadie responde, ni desde la prisión ni desde el consulado. Éste es el caso del canadiense Benjamín Tomlin, desaparecido la última semana cuando sus familiares sólo saben que fue obligado a recoger sus pertenencias y lo sacaron de la prisión en dirección a un lugar desconocido.

Nos preguntamos para qué valen los consulados en Cuba cuando son incapaces de exigir una información que la ley internacional les concede y también las leyes cubanas. Esto bien podría titularse, el silencio de los corderos.

Mientras no haya una comisión de Naciones Unidas que analice la aplicación de las leyes cubanas y se entreviste con centenares de presos en privado, sin la coacción del jefe de la prisión, no se destaparán las cloacas del sistema penitenciario cubano.

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