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Cuba, un Estado fallido al borde del colapso social.

Un estado fallido es un gobierno que se ha vuelto incapaz de proporcionar las funciones y responsabilidades básicas de una nación soberana, como la defensa militar, la aplicación de la ley, la justicia, la educación o la estabilidad económica.

La dictadura cubana, desde hace 64 años, viene concienciando al pueblo ideológicamente para defender la revolución castrista como la salvaguarda de la nación.

cuba estado fallido

Cuba es un Estado fallido

Desde que el presidente de EEUU, Joe Biden, calificara de «Estado fallido» al régimen cubano en julio de 2021, tras el estallido y represión de las protestas antigubernamentales sin precedentes que tuvieron lugar en varias ciudades del país, entre el 11 y el 13 de ese mes, la etiqueta cobró fuerza en redes sociales y colocó al régimen a la defensiva.

En sentido general, los expertos consideran que el Estado fallido se produce cuando un país es incapaz de garantizar un mínimo de satisfacción de las necesidades básicas a la población, al punto de que se requieren cambios profundos y estructurales en el modelo político, económico y social pactado o impuesto.

Esta percepción de fallo resulta más visible, según diversos analistas, cuando el Estado solo puede mantener la autoridad mediante el empleo de la violencia, ejercida por fuerzas del orden o grupos paramilitares, que no responden a ninguna institución oficial ni a la población.

Otros rasgos que demuestran la condición o el camino hacia la condición de Estado fallido son la existencia de corrupción/impunidad política e ineficacia judicial; altos niveles de criminalidad, delincuencia e inseguridad ciudadana; altos niveles de pobreza y de pobreza extrema; desarrollo de vida en asentamientos irregulares; crisis económica, inflación y desempleo; fuga de talento o emigración cualificada; incapacidad gubernamental para responder a emergencias nacionales; vulnerabilidad de la población frente a desastres naturales; incapacidad gubernamental para suministrar servicios básicos a sus ciudadanos y para interactuar con otros Estados, como miembro pleno de la comunidad internacional, entre otros factores.

Concienciación de la ideología comunista desde el colegio.

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La concienciación es un principio fundamental del comunismo. El comunismo hace de la conciencia de clase un principio fundamental e interpreta el individualismo como un rasgo capitalista.

El comunismo busca reemplazar de manera total la propiedad privada por la propiedad pública y por el control comunitario de los medios de producción.

Así es como se ha desarrollado la historia y la incultura del isleño desde la revolución castrista.

Papá Estado «fallido» cuidará de todos. Nosotros «estado fallido» os daremos todo y a cambio, vosotros, el pueblo, nos seguiréis fielmente para que podamos enriquecernos a vuestra costa.

Gracias a la revolución, el pueblo cubano sumido en la mayor de las ignorancias ha alardeado de que en la isla hay una gran seguridad, no como en otros países, que la educación es gratis, no como en otros países, que la sanidad es gratis, no como en otros países. Estas afirmaciones que todos los que hemos vivido en Cuba hemos escuchado centenares de veces se convierten en falsedades y caras de asombro cuando les contamos que todo eso, pero en calidad y no en pésimos servicios, lo tenemos en nuestros países.

La mentalización ha hecho estragos en las generaciones de cubanos y aun así muchos, afortunadamente cada vez menos, creen que la revolución es lo mejor para su país.

Un sistema insostenible económicamente.

Ni China, ni Rusia, países comunistas por excelencia, han mantenido la política económica dictada por Marx. Los años de comunismo radical han llevado a estas naciones a sacar conclusiones sobre lo nefasto que resulta para la economía aplicar los principios del comunismo.

Hoy China es el segundo país del mundo con más multimillonarios. 626 chinos tienen fortunas por encima de los US$1.000 millones, según la última lista compilada en abril de 2021 por la revista Forbes.239 de esos multimillonarios accedieron al club de los más ricos en el último año. Y solo Estados Unidos tiene una cantidad mayor de superricos: 724.

Pero el gigante asiático le gana en el ranking de empresas: 124 compañías chinas integran el listado de las 500 corporaciones más grandes del mundo, publicado en 2020 por la revista Fortune.

¿Cómo se explica, entonces, que el país comunista más grande del mundo tenga este nivel de riqueza y se encamine a convertirse en la principal superpotencia económica del planeta?

La respuesta está en los cambios que introdujo a partir de 1978 —dos años después de la muerte de Mao— Deng Xiaoping, quien impulsó un programa económico que se conoció como Reforma y Apertura.

Deng Xiaoping hizo todo lo contrario a lo que pregonaba Mao: liberalizó la economía, permitiendo el resurgimiento del sector privado y descentralizó el poder, dejando la toma de decisiones en manos de las autoridades locales.

Desmanteló progresivamente las comunas y les empezó a dar mayores libertades a los campesinos para que pudieran administrar las tierras que cultivaban y vender los productos que cosechaban.

También se abrió al exterior: viajó a EE.UU. y selló los lazos con Washington, tras el histórico primer paso que dio Richard Nixon al visitar China en los últimos años de Mao, en plena Guerra Fría.

Así, empezaron los contratos comerciales entre la República Popular China y Occidente, dando paso a la entrada en la economía del país asiático de inversiones extranjeras y multinacionales icónicas del capitalismo, como Coca-Cola, Boeing o McDonald’s.

El modelo económico introducido por Deng Xiaoping, basado en una economía de mercado, se bautizó oficialmente «Socialismo con características chinas».

Fue una fórmula exitosa que permitió que la RPC empezara a crecer a niveles récord y sostenidamente, durante tres décadas.

Pero la familia Castro no quiso hacerlo por miedo a perder el poder y hoy Cuba es un estado fallido.

Los resultados aparecen antes o después y hoy tenemos un estado fallido al borde del colapso social.

Deudas impagadas, morosidad, limosneo y condonación de deuda.

Durante décadas, Cuba no ha pagado sus deudas a los países con los que mantenía relaciones comerciales.

La última vez que Cuba reportó una deuda externa de 18.500 millones de dólares fue en 2018, y los expertos creen que ha aumentado desde entonces, especialmente con proveedores y socios inversores que reportaron serios problemas de pago ya en 2018. El país no es miembro del Fondo Monetario Internacional ni del Banco Mundial.

¿Cuál es la deuda del estado fallido cubano?

Las autoridades de La Habana no ofrecen datos sobre el monto total de la deuda externa cubana, que incluye tanto la comercial manejada por el Club de Londres como la pública manejada por el Club de París.

Las publicaciones oficiales solo recogen la deuda activa, que es la que ha sido reconocida y negociada por Cuba. Los datos más actualizados fueron publicados en el anuario estadístico de 2020 y se refieren a 2018. En el reporte, las autoridades cubanas reconocen que la deuda externa cubana asciende a 18 441 millones de pesos cubanos.

No obstante, el economista Omar Everleny indicó en un reporte de IPS que, al cierre de 2020, el monto total de la deuda externa cubana alcanzaba «unos 28.671 millones de USD, alrededor del 27 % de los 106.343 millones de USD en que se calcula el PIB, de acuerdo con estimaciones de la revista The Economist».

Por su parte, el economista Pedro Monreal utilizó los datos de la revista publicados al cierre de 2022 para alertar que los estimados de la deuda externa total cubana eran preocupantes, pues se pronosticaba que entre 2022 y 2024 mantuviera cifras estables y elevadas «de alrededor de 30 mil millones de dólares, asumiendo pagos de servicio anual de deuda de aproximadamente 2,4 a 2,5 mil millones, con incremento del componente de pago de intereses».

Crisis energética en Cuba.

El presidente del Esato fallido cubano, Miguel Díaz-Canel, aseguró el pasado mes de abril que el desabastecimiento de combustible en la isla se debe al «incumplimiento» de los países suministradores que también atraviesan una «situación energética compleja». «No es por insuficiencia, ni problemáticas de las instituciones, sino por incumplimiento de los países que nos suministran», precisó Díaz-Canel, en la primera declaración del Gobierno en las casi dos semanas de crisis de carburantes en el país.

Como siempre, la culpa es de otros. Pero sabemos sobradamente que hace unos días llegaron a los puertos de la isla dos petroleros cargados de combustible que no fueron recibidos por el gobierno porque no hay dinero para pagarles.

Cuba está a las puertas del inicio de una nueva crisis de combustible en octubre que provocará apagones más prolongados por la falta de carburantes para las centrales termoeléctricas, que languidecen desde hace décadas, según adelantó el Gobierno.

El anuncio de esta nueva espiral de escasez -los efectos comenzarán a notarse a partir del 1 de octubre- lo hizo el Gobierno en la televisión estatal. De acuerdo con las autoridades, Cuba se encuentra en una situación “estrecha” pero no de “cero combustible”.

Para afrontar esta situación, las autoridades pondrán en marcha medidas de austeridad para racionar los carburantes.

“No vamos a tener el nivel de combustible que necesitamos ni el que teníamos en meses anteriores”, aseguró el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy.

La falta de electricidad no se reduce a una simple molestia. Una de las consecuencias más dramáticas está en los alimentos, que escasean, y que para afrontar su desabastecimiento muchos cubanos congelan. Sin luz, este esfuerzo de meses termina por echarse a perder.

Sectores estratégicos de la economía en grave crisis.

Los sectores estratégicos del país sufren una grave crisis y eso demuestra una vez más que Cuba es un estado fallido.

También afecta a los sectores estratégicos de la economía. Entre las medidas para medir el uso de la energía está la implementación del teletrabajo, algo absurdo en Cuba donde internet funciona terriblemente mal y los trabajadores no poseen ordenadores en sus domicilio. Lo cual nos indica que la mayor parte de los funcionarios estarán largas semanas o meses, sin actividad.

La actual situación no es desconocida para el cubano, acostumbrado a pasar de una crisis a otra en lapsos cortos de tiempo. Desde principios de año, ya se han experimentado meses enteros con falta de combustible.

Sin embargo, para evitar el descontento social -una de las razones que motivó las manifestaciones antigubernamentales del 11 de julio de 2021 fueron los apagones- el Estado priorizó, pese a todo, la estabilidad del sistema eléctrico durante los meses de verano, los de mayor consumo en los hogares por los ventiladores y aires acondicionados.

Inversiones multimillonarias a las que no se podrá hacer frente.

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Por un lado, dice el gobierno que la isla-con una profunda crisis económica y sin divisas suficientes, según el ministerio de Economía- debe invertir “unos 8.000 millones” de dólares para “recapitalizar” sus centrales termoeléctricas, responsables de dos terceras partes de la electricidad que consume el país y que “tienen más de 40 años”, lejos ya de su vida útil.

En segundo lugar, continúa, el crudo con el que cuenta la isla es “extra pesado, con un alto contenido de azufre” y por tanto corroe a la maquinaria de las termoeléctricas.

Esta situación acelera su desgaste y obliga a tener que detenerlas cada vez más para repararlas cuando conseguir las piezas en el extranjero se convierte en un dolor de cabeza por el tándem de la falta de dinero y los altos precios del mercado. Sin contar con que Cuba tiene que importar combustible, prácticamente a precios preferenciales de sus aliados Rusia, Venezuela y, en los últimos meses, México en momentos en los que el precio del barril ha aumentado.

Gastos millonarios para enriquecer la cúpula cubana y empobrecer al pueblo cubano.

El economista Pedro Monreal ha insistido en que la crisis energética, alimentaria y de la salud en Cuba responde a una decisión política, en la que el gobierno decide destinar los recursos disponibles al desarrollo inmobiliario para el turismo en detrimento de los servicios básicos.

De acuerdo con el reconocido especialista, la decisión de invertir en uno y otro sector es una decisión de quienes dirigen el país, y lo demuestra con las prioridades inversionistas de los últimos nueve años.

Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), entre 2014 y 2022 los servicios básicos (suministro de agua, gas y electricidad) decrecieron de un 13% en 2014 y a 6.6% en 2022.

Sin embargo, las inversiones en el servicio empresarial (actividades inmobiliarias y de alquiler) se dispararon de un 21,8% en 2014 a un 35,2% en 2022, con un pico en 2020 de 45,6%.

El régimen cubano invirtió cuatro veces más en hoteles y restaurantes que en Salud Pública y Asistencia Social

Esa tendencia se ha agravado este año, pues a pesar de la crisis generalizada que enfrenta el país el régimen cubano invirtió cuatro veces más en hoteles y restaurantes que en Salud Pública y Asistencia Social en el primer semestre de 2023, según un informe de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).

La gráfica indica que la inversión de enero a junio en salud y asistencia social fue de apenas 583,3 millones de pesos; mientras destinó 2.325,3 millones a hoteles y restaurantes.

El ministro de Economía, Alejandro Gil, dijo que el país no tiene dinero para comprar los productos que vende a la población a través de la canasta básica normada, mientras que el titular de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, aseguró que «no están en cero de combustible», pero anunció apagones durante el mes de octubre por déficit de hasta 700MW.

«Sabemos que es complicado encontrar los alimentos del día a día, es complicado un apagón de ocho y diez horas, el tema del transporte… pero confianza, la única salida es la revolución y el socialismo», remató Gil, cuyas palabras causan con frecuente indignación entre la población de la isla.

Mercenarios cubanos en Rusia

Mientras tanto, Cuba intenta ganarse el aprecio de Rusia enviando adolescentes a luchar contra Ucrania.

La presencia de mercenarios cubanos en Ucrania ha desatado una ola de controversia. Reclutados por el ejército ruso, estos individuos han sido enviados al frente de batalla, generando reacciones mixtas.

Hackers ucranianos filtraron las identidades y contratos de estos mercenarios, mostrando que reciben alrededor de 2.000 dólares mensuales por su participación. Aunque el gobierno cubano ha negado cualquier implicación en este reclutamiento, la agencia de inteligencia Inform Napalm sugiere que podría estar ocultando su cooperación con Rusia.

Este escenario revela una preocupante trama de tráfico de personas y cuestiona la ética y transparencia del régimen cubano.

El testimonio de una decena de jóvenes entrevistados por CubaNet arroja luz sobre la implicación directa de oficiales de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba) en la operación rusa de reclutamiento de mercenarios cubanos.

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