Para la construcción de la sociedad más avanzada, a Mao Tse Tung no se le ocurrió otra cosa que concentrar a la población en el campo.
Para ello creó 26.000 comunas estatales autónomas, con unas 40.000 personas en cada una, siendo obligadas a trabajar prolongadas jornadas de trabajo. Estos campos de concentración tenían todas las dependencias colectivas y hombres y mujeres vivían en alojamientos separados.
Como resultado de este plan nacional murieron de hambre 45 millones de chinos.
En Camboya, el mesiánico Pol Pot copió la idea y consiguió el mismo resultado. Dos millones de camboyanos murieron entre el hambre y la guerra genocida.
El «ingenioso» gobierno cubano.
Ser inculto es la naturaleza del cubano inculcada desde el gobierno. Miguel Díaz Canel ha querido tener el ingenio de emular aquellos planes agrícolas que acabaron con la vida de millones de personas por hambruna para resolver el hambre en Cuba.
Para ello ha creado la autonomía de los municipios para gestionar la agricultura. Algo que solo se le puede ocurrir a una mente tan perturbada y falta de inteligencia como la de él.
Esto equivale a invertir la pirámide económica. Los pequeños municipios, sin posibilidad alguna de administrar sus economías, pues no tienen más dinero que el que le da el gobierno, deben de ser la salvación de la economía de la nación.
El desarrollo de los municipios solos se puede lograr como parte del desarrollo del país.
El desarrollo de los municipios solo se obtiene con planes concebidos como nación en su conjunto, y no a la inversa.
Y ese empuje económico nacional en Cuba es imposible mientras no se desmantele el modelo comunista-estalinista. El hambre en Cuba no se resuelve con un modelo que ha empobrecido al país dramáticamente durante los últimos 61 años.
El mejoramiento del nivel de vida solo se alcanza en una economía de mercado con una libre empresa que genera producción de calidad y creciente, se expande con rapidez, y crea empleos.
Así se aumenta la demanda efectiva (el consumo), se incrementa constantemente la oferta, y crece la economía del país en su conjunto, no fragmentada en municipios ricos y pobres.
Una economía que se centra en el municipio es pequeña e insuficiente. Carece de la infraestructura necesaria, de recursos financieros y tecnológicos para crecer.
El estado despoja al municipio de sus bienes para los intereses particulares.
Es sabido que la producción industrial y agropecuaria del municipio es decomisada por el gobierno de Cuba para seguir mejorando los intereses personales de los generales y la familia Castro. Por tanto eso no va a variar.
Por otra parte, hay municipios con riquezas naturales propias, o con una planta industrial y una producción agropecuaria de escalas muy superiores a las de otros municipios. El hambre en Cuba no se puede resolver desde el municipio.
Esto producirá importantes diferencias sociales dependiendo de cada provincia y es una llamada a la emigración interna que despoblará regiones del oriente del país ya pobres de por sí.
¿Qué finalidad oculta tiene esta nueva estrategia?
Es evidente que de lo que se trata es de poner freno a la expansión de los pequeños propietarios que van levantando cabeza con negocios particulares.
Cuba nunca va a permitir el crecimineto del cubano, el desarrollo de la empresa privada, pues eso sería el final del comunismo y su lema «una sola clase social».
La clase social de los muertos de hambre y la otra, la de la élite.