Raúl Modesto Castro Cruz, primer secretario del Partido Comunista hasta estará gobernando Cuba tras las bambalinas.
No ha habido ninguna decisión importante del Presidente de la República Miguel Díaz Canel que no haya tenido su visto bueno.
Raúl, gravemente enfermo.
Pero Raúl Castro, que pretende gobernar Cuba tras las bambalinas, cumple 90 años el próximo mes de junio, padece cáncer de esófago y de recto, con diarreas crónicas.
Además, el dictador cubano tiene una cirrosis hepática causada por su vieja adicción al alcohol y la fuerte medicación que toma le provoca pérdida de memoria y ausencias frecuentes.
Estos síntomas también son compatibles con una enfermedad neurodegenerativa.
El menor de los Castro habría necesitado por su enfermedad una bolsa de colostomía.
Al dictador no le falta de nada.
El dictador cubano pasa la mayor parte del tiempo en su Birán natal, en la provincia de Holguín, al este del país, y es trasladado regularmente a La Habana para ser atendido en el Cimeq (Centro de investigación médico-quirúrgicas).
Situado en la calle 216 de la localidad de Siboney, municipio Playa, en cuyas dependencias privadas no falta de nada, a pesar de la gravísima crisis económica, sanitaria y de abastecimiento que padece la isla cubana, mucho peor que la vivida en el «período especial» iniciado en el año 1989 cuando cayó el muro de Berlín.
Relevo tras las bambalinas.
El 19 de abril de 2018 el menor de los Castro pasó el testigo a Díaz Canel como Presidente de la República ante la Asamblea Nacional y se quedó como primer secretario del partido.
«En lo que a mí se refiere me mantendré desempeñando el cargo de primer secretario del Partido Comunista de Cuba en mi segundo y último mandato que expira en 20 21. Cuando yo falte, Díaz Canel podrá asumir el cargo de primer secretario».
Aquella decisión, entonces voluntaria, se ha vuelto un imperativo a causa de su salud-
Raúl Castro seguirá siendo general del ejército hasta su muerte y gobernando Cuba tras las bambalinas, pero una vez fuera del partido, de los resortes del poder y con la salud tan quebrada, dejará de ser el hombre fuerte en Cuba.
Pocos dudan de que Miguel Díaz Canel, conocido popularmente en Cuba como el «puesto a dedo» será el presidente de la República y el primer secretario del PCC, porque así lo decidió Raúl.
El futuro de Cuba
Pero ¿quién mandará realmente en Cuba?. ¿Qué pasará en el país después del octavo congreso del partido comunista de Cuba que se celebra este fin de semana y termina mañana?. ¿Habrá una apertura real y pacífica o se endurecerá la dictadura?.
O peor, ¿habrá un baño de sangre?. ¿Se convertirá Cuba en otra Rusia, quizás en otra China?. Son preguntas que desde hace años se hacen politólogos, analistas y opositores dentro y fuera de la isla y que nadie puede responder.
El gobierno teme un levantamiento popular.
Sin embargo, hay algunas cosas en la Cuba de hoy que parecen diáfanas. El régimen tiene totalmente infiltradas a todas las formaciones políticas opositores dentro del país (y a muchas de fuera). No son un problema. El gobierno sólo teme un levantamiento popular y espontáneo al estilo del ocurrido en Túnez en 2011 y que dio lugar a la primavera áraba.
Por ello las medidas de vigilancia de la sociedad son extremas.
Otra certeza: Díaz Canel no tiene ninguna ascendiente entre los altos mandos del ejército. Pero también es cierto que muchos de ellos (parte de la vieja guardia que hizo la revolución con los Castro o peleó en Angola) dejarán sus cargos después del congreso porque así lo decidió Raúl.
Relevos en la cúpula del PCC.
Machado ventura, Ramiro Valdés, Salvador Valdés Mesa, Esteban Lazo, Jorge Quintás Solá y, sobre todo, Leopoldo Cintra Frías, el jefe del poderoso ministerio de las Fuerzas Armadas (Minfar) que tiene un cabreo monumental por su salida.
Los medios oficiales apuntan estos días que sería sustituido en el cargo por el general Álvaro López Miera. Y los hay dentro del partido que, además de Díaz Canel, saldrán fortalecidos en este congreso. Rodrigo Malmierca, Lázara Mercedes López Acea o Fidel Gaute.
Guerra sin cuartel en la cúpula.
La guerra sin cuartel entre dos pesos pesados del régimen: el coronel Alejandro Castro Espín, hijo de Raúl y el brigadier general Luis Alberto Rodríguez López Calleja, ex yerno de Raúl y, por tanto, ex cuñado de Alejandro.
El primero coordina los dos ministerios más importantes de Cuba, el de interior (MININT) y el de las fuerzas armadas (MINFAR) y tiene a su cargo a todos los agentes de inteligencia (el G2) y contrainteligencia, que proceden del MININT.
Castro Espín, apodado “el tuerto” (perdió la visión de un ojo por el retroceso de un arma que disparó en Angola-estuvo allí, pero eso no quiere decir que fuera a luchar-) es tan temido como odiado porque tiene informes detallados de la vida íntima de todas las personas que aparecen en el cuadro que se adjunta en estas páginas y de muchos más.
GAESA, el eje de la economía de la cúpula.
Por su parte, López Calleja es el jefe absoluto de Gaesa (grupo de administración empresarial), el conglomerado de empresas propiedad del estado, es decir del ejército, que ingresa alrededor del 80% del PIB cubano.
Hasta ahora López Calleja ha despachado exclusivamente con Raúl.
Para fortalecer su posición, López Calleja aspira a ocupar el MINFAR de Cintra Frías, que pese a los deseos de Raúl no quiere marcharse sin presentar batalla y se ha convertido en otro peligroso rival.
Además, el hijo de Castro ha metido de topo en GAESA al viceprimer ministro Ricardo Cabrisas para vigilar a toda la cúpula empresarial.
Los excuñados han llegado a las manos. Alejandro le lanzó un buen puñetazo en toda la cara a su excuñado que lo dejó noqueado en el suelo.
Situación social muy tensa en Cuba.
La situación en Cuba es muy tensa, con una crisis económica y un descontento social potencialmente muy peligroso.
Pero eso no significa que la situación se vaya a descontrolar. si hubiera un problema grave de orden público, los responsables de los ejércitos de Occidente (Lucio Juan Morales Aldana), Zona Centro (Raúl Rodríguez Robaina) y Oriente (Onelio Aguilera Bermúdez) están bien entrenados para sacar los carros de combate a la calle y cerrar el país a cal y canto.
Lo harían sin tener que recibir orden directa de ningún superior.
Ellos tres se coordinan, protegen y defienden mutuamente. En ello les va la vida.
Las graves enfermedades de Raúl Castro.
Pérdidas de memoria.
Padece frecuentes episodios de pérdida de memoria y ausencias. En la última reunión en la que pareció anterior al congreso ni hablo ni se movió. Parecía convidado de piedra. Fue asistente le ayudó a levantarse.
Cáncer de esófago.
Desde hace años se rumorea que el hombre fuerte de Cuba padece cáncer. Raúl Castro sufre cáncer de esófago que ha mermado sus facultades para gobernar el país.
El dictador cubano empezó a padecer síntomas típicos esta enfermedad como problemas para tragar, dolor en el pecho, pérdida de peso, ronquera, tos crónica o vómitos o sangrado en el esófago.
Cirrosis hepática.
No es ningún secreto para los cubanos la enorme afición de Raúl Castro al alcohol. Ha bebido mucho durante muchos años y sólo en los últimos años.
Perfectamente preparado y maquillado, Raúl caminó con relativa facilidad el pasado viernes en la inauguración del congreso hasta agarrarse rápidamente al respaldo de su silla.
Cáncer de recto.
Es otro de los graves problemas de salud que tiene el general de ejército cubano.
Precisamente debido a esta enfermedad Castro habría tenido que usar una bolsa de colostomía.
Uno de los síntomas más característicos de esta enfermedad es el estreñimiento con las diarreas. En el caso de Castro padece diarreas crónicas. Acude regularmente a La Habana para ser tratado estas enfermedades.