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Diferencia entre bloqueo y embargo. La manipulación del régimen cubano.

Obama y Raúl

En 11 ocasiones el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, utilizó la palabra «bloqueo» para referirse al embargo que Estados Unidos mantiene sobre la isla desde hace más de 50 años.

El término lo usó durante la rueda de prensa conjunta que el jefe de la diplomacia cubana sostuvo con su colega estadounidense John Kerry en Washington para celebrar la reapertura de embajadas en las capitales de ambos países.

El hecho significó el primer paso concreto tras el anunciado deshielo de relaciones bilaterales desde que ambos países se enemistaron en pleno furor de la Guerra Fría.

Cuba no se abrió a las peticiones que, como contrapartida le pedía el gobierno de Obama. Negó que en Cuba no se respetasen los derechos humanos y tachó de injerencia en la política de la isla el hecho de que se le hiciesen propuestas de avance en las libertades básicas de las personas.

Sanciones necesarias

¿Pero se trata de un embargo, tal como se le conoce regularmente, o de un bloqueo, como ha argumentado históricamente La Habana?

La diferencia entre embargo y bloqueo radica en que el primero se efectúa a través de medidas económicas; mientras que para se efectivice un bloqueo es imprescindible la movilización de unidades militares.

Cuando se dice que Cuba sufre un bloqueo por parte de Estados Unidos, es algo completamente falso.

El único bloqueo sufrido por la isla caribeña, fue durante la crisis de los misiles hace ya varias décadas atrás.

A pesar de esto, la dictadura comunista de los Castro ha convencido al mundo de lo contrario, con el fin de demostrar que el desastre instaurado, el desorden establecido – al igual que ocurre en la dictadura chavista-, es culpa de El Imperio.

Un bloqueo es cualquier esfuerzo para evitar que suministros, tropas, información o ayuda alcancen una fuerza de oposición. Los bloqueos son la piedra angular de toda campaña militar y una opción valiosa en las guerras económicas contra una nación contraria.

El embargo, como medida punitiva desde el punto de vista comercial, es la prohibición que impone un gobierno o varias naciones a la vez, de entablar negociaciones y operaciones comerciales con un país.

En el caso de Cuba, el Congreso estadounidense sostiene que las sanciones son necesarias para obligar al gobierno cubano a que respete los derechos humanos y haya más oportunidades económicas para la población.

Justificaciones

El embargo, que no bloqueo, a Cuba fue la respuesta a la confiscación de bienes de ciudadanos y compañías estadounidenses en Cuba a raíz de la revolución encabezada por Fidel Castro en 1959.

También fue consecuencia de la decisión de Castro de alinearse con el bando soviético y declarar comunista su revolución.

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En el caso de Cuba, cuando en 1962 ocurrió la crisis de los misiles, Estados Unidos reforzó aún más el embargo comercial que existía sobre la isla tras las nacionalizaciones y para ello aplicó la llamada Ley de Comercio con el Enemigo en vista de la amenaza que significaba la inminente presencia de ojivas nucleares en Cuba en bases que estaban siendo construidas por la entonces Unión Soviética.

Incluso EE.UU. llegó a bloquear cualquier ingreso de buques, especialmente soviéticos, para evitar la llegada de armas de destrucción masiva.

Con estos hechos, la retórica militarista quedó en Cuba y el carácter militar de la revolución cubana hizo que se incorporara el concepto de bloqueo y el hecho de que, desde entonces, Cuba está «en guerra» con Estados Unidos.

Estados Unidos está entre los cinco principales socios comerciales de Cuba.

La utilización del término «bloqueo» no es más que una estrategia propagandística del gobierno cubano para defender su posición ante la medida y auspiciar su levantamiento.

Jorge Salazar-Carrillo, director del Centro de Investigación Económica de la Universidad Internacional de la Florida (FIU), dijo que no solo no es un bloqueo, sino que estamos hablando de «un embargo con agujeros«.

Salazar Carrillo se refiere a las limitaciones que tienen estas medidas punitivas y que a lo largo de los años han sido suavizadas o simplemente burladas.

En efecto, Cuba mantiene relaciones comerciales estables con otros países, en la última década principalmente con Venezuela y China.

Y aunque suene sin sentido, Estados Unidos está entre los cinco principales socios comerciales de Cuba, a la que envía miles de toneladas de productos agrícolas al año.

Esto ocurre como parte de las excepciones que existen en el embargo para que el país caribeño reciba asistencia humanitaria que también incluye medicinas, una medida tomada por el presidente Bill Clinton en 2000.

En efecto, el 6,6% de las importaciones que recibe Cuba llegan desde os EE.UU.

Según el Departamento de Agricultura de EE.UU. el país norteamericano suministra alrededor del 96% del arroz y el 70% de los productos de carne avícola. También exporta a gran escala trigo, maíz, soya y sus derivados.

A los morosos, en efectivo.

La particularidad de esta relación comercial consiste en que Cuba debe pagar todo en efectivo debido a las sanciones que impiden relaciones financieras bilaterales y que se han agravado permanentemente porque Cuba, históricamente, no paga sus deudas.

«No puede existir un bloqueo en una isla donde, por ejemplo, se puede tomar Coca-Cola», asevera Salazar-Carrillo para ilustrar los agujeros que existen dentro y alrededor del embargo.

El embargo, en las condiciones en las que funciona actualmente, no será levantado por la obvia oposición republicana en el Congreso de EE.UU.

China, actualmente y dada la morosidad cubana, también ha limitado sus compras a crédito al 20%, exigiendo a la dictadura el pago en efectivo de sus contratos.

Los temas pendientes que impiden la normalización de relaciones entre EE.UU. y Cuba.

bloqueo a Cuba

Un «paso histórico». Así denominó el presidente de EE.UU., Barack Obama, el restablecimiento de la embajada de EE.UU. en La Habana y de la de Cuba en Washington.

Prácticamente al mismo tiempo del discurso de Obama, el gobierno de Raúl Castro publicaba en Granma, el periódico oficial, la declaración donde confirmaba el proceso y expresaba concretamente los temas pendientes.

«No podrá haber relaciones normales entre Cuba y los Estados Unidos mientras se mantenga el bloqueo económico, comercial y financiero», aseguró el gobierno cubano al anunciar el restablecimiento de su embajada en Washington.

No es la única condición.

«Para alcanzar la normalización será indispensable también que se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval en Guantánamo, cesen las transmisiones radiales y televisivas hacia Cuba (…), se eliminen los programas dirigidos a promover la subversión y la desestabilización internas, y se compense al pueblo cubano por los daños humanos y económicos provocados por las políticas de los Estados Unidos».

Del otro lado, el presidente de EE.UU., Barack Obama, mencionó al anunciar la reapertura de la sede diplomática en La Habana una serie de diferencias fundamentales que todavía están pendientes: derechos humanos, libertad de expresión y de reunión.

En la era Biden vamos a asistir a lo mismo. Intento de apertura por parte de EE.UU y cerrazón por parte de la dictadura cubana, que solo pide, pero no da ninguna concesión.

Embargo por democratización.

La aprobación del levantamiento del embargo está condicionada a una sola condición fundamental y básica: que Cuba comience un proceso de democratización.

Sin embargo, desde el punto de vista cubano, es EE.UU. el que debe reconocer su forma de «democracia popular y participativa», como llaman al sistema de gobierno. Y no ellos los que deben cambiarla.

Es una combinación ideológica histórica. No van a considerar ningún tipo de reforma democrática, denominada como tal.

El principal problema, coinciden los expertos, es que Estados Unidos quiere imponer sus «valores democráticos» y Cuba quiere que se le reconozca su sistema político de «democracia participativa» con partido único.

Esto es reiterado en la declaración oficial del gobierno de Cuba:

«Estas relaciones deberán cimentarse en el respeto absoluto a nuestra independencia y soberanía; el derecho inalienable de todo Estado a elegir el sistema político, económico, social y cultural, sin injerencia de ninguna forma», asegura el texto.

“Estados Unidos, por su parte, no tiene problemas en comerciar con otros países políticamente no democráticos, o de partido único, como China” y esta reflexión va abriendo el camino para que Cuba y la dictadura castrista siga haciendo lo que les de la gana con el pueblo cubano y sus libertades.

El problema de Guantánamo vs Gibraltar.

El otro gran tema pendientes es qué pasará con la base naval estadounidense de Guantánamo, ubicada en el sureste de la isla.

El gobierno de Castro ha señalado explícitamente que quieren el territorio de vuelta como condición “sine qua non” de la normalización de relaciones con EE.UU.

El cierre de la prisión fue una de las promesas electorales de la primera campaña de Obama en 2008 que no se cumplió. Pero nunca se ha hablado de devolver el territorio.

Esta intransigencia, que parte del derecho legal que EE.UU. tiene sobre Guantánamo se basa en los siguientes hechos:

El 16 de febrero de 1903, los presidentes de ambos países, Tomás Estrada Palma y Theodore Roosevelt, firmaron un acuerdo por el que Cuba cedía a Estados Unidos «por el tiempo necesario y para los propósitos de estación naval y estación carbonera» dos territorios, en Guantánamo y en Bahía Honda. Éste último nunca se hizo efectivo.

El 2 de julio de 1903 ambos países firmaron un tratado en el que se especifican los detalles del arrendamiento. Por ejemplo, que Estados Unidos se hace cargo del mantenimiento de la valla. Y el precio: «La suma anual de dos mil dólares en moneda de oro de Estados Unidos».

Es evidente que son acuerdos entre ambos países, firmados libremente y que Cuba no tiene ningún derecho a exigir la salida de EE.UU de Guantánamo.

La ruptura de relaciones entre Cuba y EE.UU. por este motivo equivaldría a que España rompiese relaciones con el Reino Unido en tanto continúen usurpando un pedazo del territorio nacional que es Gibraltar, la única colonia que existe en Europa.

Gibraltar es una colonia, Guantánamo, no.

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Desde los años sesenta, Gibraltar figura en el listado de las Naciones Unidas de “territorios no autónomos pendientes de descolonización”.

Este vestigio colonial destruye la unidad nacional y la integridad territorial de España.

Es incompatible con la Resolución 1514 (XV) 1960, sobre descolonización.

Naciones Unidas ha señalado que, en el proceso de descolonización de Gibraltar, el principio aplicable no es el de libre determinación de los pueblos sino el de restitución de la integridad territorial española.

La cuestión de Gibraltar debe ser resuelta mediante negociaciones bilaterales entre España y el Reino Unido. La ONU ha venido recomendando estas negociaciones, ininterrumpidamente, desde 1965.

En cuanto al Istmo:

• En el Tratado de Utrecht (año 1713) sólo se cedían “la ciudad y el castillo de Gibraltar junto con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen”. El Istmo (como las aguas adyacentes o el espacio aéreo suprayacente) no fue cedido por España, quedando siempre bajo soberanía española.
• La mera ocupación de facto continuada por los británicos no cumple los requisitos del Derecho Internacional para la adquisición de soberanía.
• Por eso, España siempre ha señalado que la ocupación del Istmo es ilegal y contraria al Derecho Internacional y, por tanto, ha reclamado siempre su devolución sin condiciones.

Muy diferente, como se puede ver, a que el propio gobierno cubano cediese voluntariamente y “por el tiempo necesario” a los EE.UU. la base de Guantánamo. Es a ellos, a los americanos, a los que corresponde determinar si el tiempo necesario continúa o ya expiró.

Régimen autoritario.

Según un informe de The Economist Intelligence Unit (EUI) en el que cuantifica para la BBC con un índice de 0 a 10 el estado de la democracia liberal en el mundo, Cuba es el peor país de América Latina con un 3,52.

El reporte considera la «democracia popular y participativa», como define el gobierno cubano su sistema político, como un «regímen autoritario».

La ONG defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional (AI) ha denunciado de forma recurrente los atentados contra las libertades por parte de las autoridades cubanas.

Prisoners Defenders reconoce once mil personas que se encontraban, al terminar 2019, convictas o condenadas de conciencia por las Medidas de Seguridad Pre-delictivas con penas de 1 a 4 años.

las medidas de seguridad predelictivas vigentes, de hasta 4 años de cárcel, se aplican por medio de un articulado del Código penal que es infame y violatorio de los más básicos principios de justicia adoptados por toda la Comunidad Internacional y explicitados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El régimen califica arbitrariamente, aísla y posteriormente condena penalmente inocentes en un número de miles cada año por medio del uso de su Código penal:

Calificación:

Artículo 72. Se considera estado peligroso a la especial proclividad en que se halla una persona para cometer delitos, demostrada por la conducta que observa en contradicción manifiesta con las normas de la moral socialista.

Artículo 73.2. Se considera en estado peligroso por conducta antisocial al que ….perturba el orden de la comunidad.

Aislamiento de la comunidad:

Articulo 75. El que, sin estar comprendido en alguno de los estados peligrosos a que hace referencia el artículo 73, por sus vínculos o relaciones con personas potencialmente peligrosas a (los calificados antes como antisociales)…será objeto de advertencia por la autoridad policiaca competente…mediante acta….

Sin libertades básicas.

Cualquier definición de Cuba como una democracia causa indignación en el exilio histórico en Miami.

Quienes niegan que el sistema cubano sea democrático ponen como ejemplos las restricciones a la disidencia y a las libertades de expresión y asamblea.

«Aquí acusan de desórdenes públicos al que sale a la calle con alguna pancarta y grita alguna consigna a favor de la libertad, la democracia o contra el régimen dictatorial«, dijo recientemente Jose Daniel Ferrer, secretario ejecutivo de la Unión Patriótica Cubana (Unpacu).

No está claro si el deshielo de las relaciones entre los dos vecinos ayudará a traer más democracia al estilo estadounidense a la isla, como espera el gobierno de Biden, tras el fracaso total de la política de Obama.

Pasos que debe dar Cuba.

El gobierno cubano se ha opuesto durante mucho tiempo a las demandas de concesiones relacionadas con sus asuntos internos o su política exterior. Sin embargo, la normalización se beneficiaría de un menor énfasis en el proceso y un mayor énfasis en los resultados.

Ya sea que Cuba dé pasos para garantizar mayores libertades económicas y ciudadanas como resultado de negociaciones bilaterales o de reformas internas, el hecho es que debe darlos si desea liberarse de las vicisitudes de la política estadounidense.

Basándose en el principio de que no comprometerá su soberanía, Cuba puede y debe realizar reformas internas que sean de interés para el pueblo cubano y que tengan el beneficio consecuente de allanar un camino sostenible hacia la plena normalización de las relaciones con Estados Unidos.

Un progreso significativo en las relaciones entre el estado y su diáspora, la inversión legal en el sector privado de la isla y la garantía de mayores derechos para todos los cubanos a participar en los asuntos económicos, políticos y públicos de su país reduciría sustancialmente la exposición de Cuba a la dinámica de la Ley Helms-Burton y otras leyes de embargo.

Después del año 2020, el plazo para lograr un progreso significativo hacia la normalización total de las relaciones podría ser finito, y los costos de no hacerlo podrían ser graves.

No lograr que las relaciones se mantengan en esta ocasión podría atrincherar a otra generación de cubanos y cubanoamericanos a ambos lados del Estrecho de Florida en patrones prolongados de sospecha y hostilidad mutuas.

La propuesta está en el aire, pero, desde nuestro punto de vista, no progresará porque la dictadura no quiere soltar la gallina de los huevos de oro que es el poder total y absoluto, así como desprenderse de la propiedad de todo negocio que existe en Cuba.

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